Qué buscan los jóvenes al consumir alguna droga? La respuesta es simple: placer. Ya sea con sustancias legales como el alcohol y el
tabaco o con ilegales como los inhalables, la cocaína, la heroína o la marihuana, los usuarios buscan las sensaciones de bienestar inducidas por el consumo.
Todas las drogas que producen adicción tienen la característica en común de liberar dopamina, un neurotransmisor que, al estimular el sistema nervioso central, provoca alegría, desinhibición y, en algunos
casos, falta de cansancio y una mayor facilidad para concentrarse, explicó el psiquiatra Serapio Palma Patricio, médico especialista
en adicciones.
Sin embargo, advirtió: “el uso continuado de drogas produce cambios en el estado de ánimo; las personas sufren tristeza, desmotivación y falta
de energía; pierden el interés en actividades que antes les agradaban, dejan de asearse y duermen mucho tiempo. Hay cambios en su conducta, se vuelven irritables y poco
tolerantes a la frustración”.
Estas modificaciones en el comportamiento, dice, tienen como trasfondo una alteración en el equilibro de los neurotransmisores,
moléculas que transportan la información entre las neuronas y provocan la estimulación o la inhibición de diversas áreas del cerebro que regulan nuestro comportamiento.
Las consecuencias del consumo
En general, la presencia continua de dopamina en el organismo provoca que las personas se vuelvan dependientes de ella. “Después de determinado tiempo, las sustancias, sobre todo el alcohol y el
tabaco, producen algo que se conoce como síndrome de abstinencia. El cuerpo tiene una serie de manifestaciones físicas que van desde
temblor, taquicardia y sudoración de las manos, hasta una fuerte necesidad de consumir”.
Al usar la droga de nueva cuenta, afirmó el especialista, disminuyen los síntomas, con lo que el ciclo vuelve a comenzar. A largo plazo, la
primera enfermedad que se manifiesta es la depresión. También puede haber micro infartos a nivel cerebral, por lo que es frecuente la pérdida de memoria.
Las afectaciones sobre el sistema dopaminérgico, que es a donde llega el común de las sustancias, también pueden inducir alucinaciones,
delirios y paranoia. Es probable además que se presenten movimientos involuntarios, temblor o rigidez, señaló el doctor Palma.
Padres alerta
Es importante, recomienda, que los padres de familia y los profesores estén al tanto de los cambios anímicos o de conducta en los niños y los
adolescentes, pues el consumo en estas etapas de la vida puede ser particularmente peligroso.
La maduración cerebral termina entre los 22 y los 24 años, por lo que el uso de drogas antes de esta edad puede inhibir el proceso de fortalecimiento de los circuitos neuronales, lo que genera algunos de los problemas que hemos mencionado.
En el mismo sentido, la experiencia muestra que los hijos de mujeres que consumen durante el embarazo son irritables, hiperactivos y pueden
tener problemas para dormir. Una de las enfermedades asociadas al consumo de drogas durante la gestación es el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.
En general, concluyó el experto, las drogas tienen la potencialidad de alterar la salud física y mental de las personas. Para evitar que lleguen a convertirse en un factor que altere la
calidad de vida, lo mejor es prevenir y buscar la asesoría de instituciones especializadas.